Caminos

Siempre digo que la vida y las personas que están a tu lado son comparables a un camino. Un grupo de gente sale a caminar. Al cabo de un rato el ritmo del paso es diferente entre ellos.
Si la conversación de un compañero te agrada es posible que trazando una línea recta vuestras orejas estén simétricas. Puede pasar también que la persona más cercana al escucharos se interese y se una a vosotros.
Otras veces te aburre el tema y aceleras hasta alcanzar a los de más adelante, o simplemente te distraes mirando cualquier cosa y una parte del tiempo lo haces sola.
Como ese día hay mucha gente caminando se da el encuentro con desconocidos y tu grupo se forma entonces con los nuevos y algunos de los que quedaron contigo.
En un momento llegáis a un cruce.
Ahí pueden pasar varias cosas: Todos esperáis y decidís rumbo izda. o dcha.
No todos están de acuerdo, así que algunos se enfadan entre sí y toman direcciones contrarias casi sin despedirse.
Otros lo hacen como amigos. Y hay quien ni siquiera se despide, ¡qué amargos!
El momento mágico llega cuando en uno de esos cruces se da el encuentro con alguien que tomó un camino diferente al tuyo y este desemboca en ese punto a la misma hora, y si además ambos en ese segundo estais recordando la última conversación que habíais mantenido unos kilómetros atrás, el camino junto a esa persona se hace inevitable.
- Justo me acordaba de lo que hablamos hace unas horas
- ¡no me digas! andaba pensando lo mismo...

Psicología, Agorafobia

Me llamo Silvia Linares Vilarasau, soy española, tengo 33 años, vivo en Manresa, una ciudad a 60 Km de Barcelona aprox.; soy ingeniera técnica química aunque actualmente no ejerzo como tal. Hace dos años me diagnosticaron agorafobia a consecuencia de una ansiedad muy fuerte originada por un problema de mobbing en la empresa donde trabajaba que se agravó al no recibir el apoyo necesario de mi pareja. Acabé totalmente incapacitada, presa de un miedo fóbico que anulaba la libertad e independencia a la que todos los seres humanos tenemos derecho para vivir dignamente. No podía salir de casa, ni quedarme sola, ni comer en la mesa con mis familiares si no me sentaba en los extremos para poder ausentarme con mayor facilidad en caso de padecer un ataque de pánico. En mi etapa como agorafóbica, he tenido la oportunidad de vivir en primera persona el gran sufrimiento, frustración e incomprensión que sienten estos enfermos por parte de sus seres queridos y el entorno en general, lo cual dificulta todavía más su camino hacia la recuperación. Es por esta razón, que mientras luchaba por superar la agorafobia escribí un libro sobre mi experiencia personal donde relato desde el origen de mi enfermedad hasta el programa de salidas que yo misma me elaboré para ir superando el miedo progresivamente, pequeños trucos y estrategias que descubrí para engañar a mi subconsciente, consejos que a mí me funcionaron, etc.
Este libro narra mi experiencia personal como agorafóbica, mi lucha día a día hasta lograr vencer la enfermedad. Pasar de tener una vida normal a quedar absolutamente incapacitada por un miedo fóbico que dirige tu vida hasta el extremo de anular tu existencia: no poder salir de casa si no es acompañada, tener que sentarse en los extremos si quieres poder compartir mesa con tus propios seres queridos, ser incapaz de quedarse sola en casa o de entrar en centros comerciales son algunos de los obstáculos con los que se encuentra un agorafóbico, que por más que intenta buscar una lógica a sus limitaciones, no la encuentra y acaba sumergido en un gran sufrimiento agravado todavia más por la incomprensión de la sociedad ante el desconocimiento de tal enfermedad.
He escrito este libro con una doble finalidad: por una parte, la de aportar una información valiosa a la sociedad que nos sirva para ser más comprensivos, solidarios y competentes con estos enfermos y así facilitarles su recuperación y por la otra, la de demostrar con mi propio testimonio que la agorafobia se puede vencer con fuerza de voluntad y la ayuda de un profesional.

ALQUILER DE HABITACIONES

Adentrarse en el mundo del alquiler de habitaciones, es toda una experiencia, primero localizar los sitios donde publicitar la oferta, luego debes rellenar cerca de 100 formularios, con claves, perfiles, partida de nacimiento, peso, estatura, nombre de tu mascota y mil datos más, posteriormente y si tienes suerte, recibierás e-mails, o llamadas, supuestamente interesados en tu oferta. Precisamente por este motivo he descubierto que las personas se aburren mucho, deberían buscarse un hobby o un enano de la tierra media... La respuesta de los e-mails que contesté, se debe de haber colado en algún agujero negro cósmico o bucle, porque a mi bandeja de entrada no ha llegado nada, y de las llamadas recibidas, que puedo decir?... Me he dado cuenta que la formalidad brilla por su ausencia. Una anécdota curiosa fue la de un italiano aparentemente interesado con el que quedé a las 21:00 h., previamente me pidió la dirección para comprobar si le interesaba la ubicación, a las 21:30 recibo su llamada diciéndome que no le da tiempo q está todavía a 15 min, le digo que no es problema, y me insiste en que le vuelva a dar la dirección. Una hora más tarde, aburrida de esperar, decido llamarle, no coge el teléfono, pero al rato recibo un sms en el que me dice textualmente: Perdona por no haberte cogido el teléfono, me estaba duchando, voy con mucha prisa, he visto dónde estaba el piso, y no me encaja, gracias.

A lo que muy educadamente respondí: El que no me encaja eres tú a mi.
Increible¡¡ La falta de respeto hacía el tiempo de los demás es algo q me pone de muy mala lexe. Por favor si alguna vez quedáis con alguien para hacer negocios, respetar su tiempo, y por lo tanto el vuestro.